miércoles, 26 de enero de 2011

Lo que olvidamos si cogemos un camino y no miramos atrás.

No soy yo de ir poniéndome trajes aunque en otro tiempo lo tuviese que llevar, pero en fin en marzo, tendré que enfundarme en uno aunque sea para un día, aunque tengo algunos, hay uno que me gusta bastante, el problema es que el pantalón me quedaba ancho. Bueno pues ahí va el tío a donde compró el traje, tienda que ya ha dejado de existir, me voy a la otra existente que había quedado e idem, total que voy a una tienda y le digo al empleado, si tiene un pantalón del mismo y exacto color que el que  llevaba, contándole la historia del traje, no, no lo habia,  pero me dice, espere un momentito que tengo un amigo sastre y es de los de toda la vida un profesional de su trabajo tres calles más arriba, me da la tarjeta de este hombre y su dirección.
Allí que me voy, me toma el hombre las medidas, me dice que en su día no lo hicieron bien en la tienda donde se vendió y el martes iré a recogerlo, tenía que recomponerlo entero y el precio 15 euros.
Es cuando me quedé petrificado y me pregunto ¿en qué momento de mi vida, se me olvidó que existian sastres y por qúe se me olvidó?, mientras paseaba, la respuesta que más me venía a la mente, es que fue el día en el que me sometí a la tirania del consumismo, a olvidar el camino andado y como se solucionaban los problemas, tomé la opción de seguir siempre hacia delante y decir bueno pues si este traje no vale, pues otro y olvidé completamente a los verdaderos profesionales que siempre existieron, lo aprendido hoy me dice, que sí hay que caminar hacia delante, pero sin olvidar lo que aprendimos del camino desde atrás.
Y todos los días son buenos para aprender, en este caso a aprender que no debemos olvidar lo bueno que venía de atrás.
Un saludo a tod@s

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